Originalmente publicado en Esquire no. 85 (PDF aquí)
Un día conduce la entrega de los premios Óscar, otro es un mutante en X-Men y ahora trabaja con uno de los mejores directores de Gran Bretaña en Pan. ¿Hay algo que este tipo no pueda hacer?
Nada detiene a Hugh Jackman. Desde que apareció en X-Men, en el año 2000, estrena entre dos y cinco películas por año. Si el guión o el director lo atrapan, no le importa cambiar de género de manera drástica: igual acepta un chick-flick como Kate & Leopold (2001), una cinta de acción como Van Helsing (2004) o un musical (Les Misérables, 2012). Ahora se decidió por la fantasía. Bajo la dirección de Joe Wright (ese genio detrás de Atonement, Hanna y Anna Karenina) se disfraza de pirata en Pan, que narra la historia clásica infantil desde una perspectiva distinta a las que se han abordado hasta ahora. ¿Por qué aceptar un proyecto del estilo? Él mismo lo responde.
ESQUIRE: ¿Qué vuelve atractivo un proyecto como Pan en esta etapa de tu carrera?
HUGH JACKMAN: Primero que nada, me encanta la historia de Peter Pan y todo lo que gira en torno a ésta. Con esta película uno recuerda su niñez, pero además amo a Joe Wright. Acepté tan pronto supe que él sería el director. Cuando me reuní con él, sacó su iPad y me enseñó una imagen de mi personaje. Recuerdo que dijo: “Esto es lo que pensaba para Blackbeard”. Lo que yo tenía en mente era a un tipo con la barba incendiaria, y lo que Joe me mostró fue una foto de mi cara con maquillaje, que estaba cuarteada como si fuera una pintura vieja, y parecía una mezcla de la peluca de María Antonieta con la ropa de Luis XIV [ríe].
ESQ: Joe es uno de los mejores directores contemporáneos. ¿Qué lo distingue de otros?
HJ: Con él trabajamos en una especie de taller que dura tres semanas. Yo había hecho eso en proyectos de teatro, pero nunca de cine. Metió a todos los que interpretaríamos a un pirata a un cuarto y pasamos juntos cada día en la creación de nuestros personajes. Así definimos su aspecto físico, su manera de caminar y su contexto; establecimos una dinámica para ellos. Desde ahí nos probamos el vestuario, que el diseñador nos llevó en una caja inmensa. Para que cada uno se metiera en su papel, Joe nos decía: “Ve y vístete [ríe]”. Cada día nos relacionamos más y más con nuestros personajes, hasta nos aprendimos los nombres de todos y quedó claro cuál sería su aspecto físico.
ESQ: Como en otros proyectos, tuviste que sufrir una transformación física. Háblame de eso.
HJ: Bueno, por suerte para mí, desde una etapa muy temprana del proyecto decidimos que tendría que rasurarme la cabeza. En realidad fue una medida práctica, pues tendría que usar muchas pelucas. Sin embargo, más allá de esto, hay una razón por la que mi personaje es calvo. No te lo puedo explicar ahora, porque revelaría algo importante sobre la historia, pero siempre lleva las pelucas a la mitad de la cabeza, lo que le da un aspecto de samurái. Es un tipo muy vanidoso, así que la idea de que use maquillaje blanco, tenga los ojos oscuros y se vea completamente diferente a mí, me resultó fenomenal. Durante seis meses nadie me reconocía. Fue fantástico, aunque tuve que usar mucho bloqueador solar para no quemarme la cabeza [ríe].
ESQ: En la película trabajaste con Rooney Mara, Garrett Hedlund y Adeel Akhtar, que interpretan a Tiger Lily, Hook y Smee. Todos son actores geniales.
HJ: Rooney y Garret son dos de los actores más trabajadores que he conocido. Ambos son brillantes. Ahora tienen la edad que yo tenía cuando trabajaba en mi primera película de Wolverine, y he de admitir que ahora he llegado a una edad en la que pienso “el stunt podría hacer eso por mí”. Sin embargo, Garret hace justo lo opuesto. Recuerdo que durante el rodaje lo vi filmar una escena de pelea bastante brutal, en la que enfrentaba al nativo de una aldea y recibía un golpe tras otro y al día siguiente se presentó a trabajar como si nada. Es un guerrero, realmente fue grandioso.
ESQ: ¿Y a ti cómo te fue con las escenas de pelea?
HJ: Tuve que hacer varias de éstas con Rooney. Eran peleas con espadas, y déjame decirte que ella es genial para eso. Cuando uno trabaja en un proyecto como éste, donde puede pasar un mes antes de que llegues a una escena del estilo, es muy sencillo emocionarse y esperar “ese gran momento”. Cuando finalmente llegó para ella, mostró mucha confianza y se veía genial frente a la cámara.
ESQ: ¿Los sets en los que filmaron fueron tan geniales como los que veremos en la pantalla del cine? ¿Tuviste algún favorito?
HJ: Bueno, me sentí muy apegado a mi barco. Desde el instante en el que lo vi, pensé: “Es lo más increíble que he visto en mi vida”. Es masivo, de verdad, no creo que hayas visto algo similar. Era hermoso y lo construyeron de principio a fin. Es decir, normalmente, para una filmación, sólo se construyen ciertas partes; por ejemplo, si vas a filmar en un avión sólo se hace la cabina o se recrea el interior. Sin embargo, en este caso se edificó el barco completo. Además estuvo el set de Nunca Jamás. Recuerdo que cuando hice mi primera prueba frente a cámara necesitaba el visto bueno de Joe y no lo encontraba. El set era tan grande que nos perdíamos en él.