Domhnall Gleeson no es otro típico actor hollywoodense

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Originalmente publicado en Esquire no. 76 (PDF aquí)

Si te estás preguntando quién diablos es ese tal Domhnall, la respuesta es fácil: en enero de 2015 estrena Unbroken, escrita por los hermanos Ethan y Joel Coen, y dirigida por Angelina Jolie; en diciembre lo verás en Star Wars: Episode VII, y mientras lees esto trabaja en The Revenant, el nuevo proyecto del mexicano Alejandro González Iñárritu. Este actor irlandés está listo para dejar los papeles secundarios.

    Cuando Domhnall Gleeson se arrepiente de algo que acaba de decir, se lleva las manos al pelo y esconde la cabeza como un niño a quien su madre ha sorprendido haciendo una travesura. No aparenta ser perfecto ni tendría por qué hacerlo. Sufre de la misma inseguridad que le afloja las piernas a quien está cerca de la chica que le gusta y parece el clásico chico que derramaría el bronceador si una rubia en bikini, tumbada bajo el sol, le dijera: “¿Me ayudas a ponerme en la espalda, por favor?”.

     Domhnall Gleeson no tomaría a Kate Winslet de la cintura mientras la voz de Celine Dion derrite icebergs y el Titanic se desliza por el Atlántico. No es el legítimo dueño de un martillo volador ni tiene los pectorales que convencerían a Natalie Portman de mudarse con él al reino de Asgard. Lejos de ser un galán de blockbusters y un héroe de cómics, es un tipo larguirucho de pelo anaranjado, con la pinta inocente de quien podría pasar una tarde viendo caricaturas.

     A sus 31 años, este actor irlandés no busca la fama. Incluso durante un tiempo se resistió a trabajar con su papá, el también actor Brendan Gleeson, para poder hacerse de un nombre propio. A la larga aparecieron juntos en filmes como Harry Potter and the Deathly Hallows (2010) y Calvary (2014), pero nunca con el fin de que el padre fuera la pista de despegue del hijo, sino porque ambos comparten el gusto por las buenas historias.

    A Domhnall Gleeson no le importa aceptar un papel secundario siempre que el proyecto lo vuelva loco. Cuando se enteró de que los hermanos Coen preparaban True Grit (2010), un western protagonizado por Jeff Bridges y Matt Damon, no descansó hasta conseguir una participación en la cinta. Años después, cuando decidió que algún día trabajaría con Terrence Malick, le hizo un interrogatorio a Rachel McAdams —su coestrella en About Time (2013)— acerca de cómo fue trabajar con él en To the Wonder (2012). Este mes aparecerá en Unbroken por el mero hecho de trabajar con tres de las mentes más cotizadas del cine: los hermanos Coen y Angelina Jolie.

     En la cinta que dirige la esposa de Brad Pitt, Gleeson interpreta a Phil, un piloto que tras un bombardeo acaba flotando en la misma balsa que el atleta Louis Zamperini (Jack O’Connell) antes de ser capturados por militares japoneses durante la Segunda Guerra Mundial. La película está basada en Unbroken: A World War II Story of Survival, Resilience and Redemption (2010), libro de Laura Hillenbrand que desde su publicación escaló a los primeros lugares de las listas de popularidad de Publishers Weekly y la revista Time.

    El currículum de Gleeson es breve, pero ningún título debería generarle algún arrepentimiento. Cuando cumplió 19 se debatía entre la escritura y el teatro, y dice que desde que eligió lo segundo —su carrera despegó en los escenarios de West End y Broadway— es tan feliz como el personaje que interpreta en About Time: un hombre que no necesita viajar en el tiempo para revivir lo mejor de su pasado, porque ama y disfruta su presente.

    Aunque Unbroken fue una de las cintas favoritas de la crítica en 2014 —en Europa y Estados Unidos se estrenó en diciembre pasado—, Gleeson sigue siendo un chico tímido que se pone nervioso antes de una audición y se sonroja cuando un fan o un periodista elogia su trabajo. Dice que todavía no puede hablar de que la fama le haya cambiado la vida, pero durante una entrevista que concedió el año pasado junto a Michael Fassbender por el estreno de la cinta animada Frank (2014), el también irlandés le aseguró frente a la cámara: “Ya te cambiará. Pronto tendrás tu propia figura de acción de Star Wars”.

     Y Fassbender tiene razón.

ESQUIRE: ¿Unbroken es el sueño hecho realidad de cualquier actor?
DOMHNALL GLEESON: Claro, aunque creo que el verdadero sueño es trabajar con el mejor equipo posible. Es lo que te hace crecer, aprender más y trabajar mejor. Cuando leí el guión que me mandó mi agente me emocioné mucho. Luego supe que Angelina dirigía y después me enteré de que Roger Deakins (A Beautiful Mind, 2001) sería el director de fotografía. Él es un héroe para mí. Creo que hace el trabajo más hermoso del mundo. Como verás, con cada cosa que me decían, el proyecto pintaba mejor y mejor.

ESQ: ¿Qué tanta investigación hiciste para interpretar a Phil, tu personaje?
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G: Mucha. Angelina me mandó varias cosas. Además me puse en contacto con Laura [Hillenbrand, la autora del libro], y ella me mandó una caja llena de información sobre él: recortes de periódicos con noticias acerca de su vida y las cartas de amor que le escribió a su prometida. Como mi personaje era el piloto de un avión, leí acerca de la estructura en el ejército para comprender qué tan importante era su trabajo y cómo hubiera lidiado con otros hombres. Por último, logré hablar con Karen, su hija. Tuvimos dos conversaciones telefónicas extensas y así supe que era un hombre muy callado y reservado, amigable pero discreto.

ESQ: ¿Qué puedes decirme de Angelina?
DG: Es todo lo que esperarías y más. Es una persona muy segura de sí misma, muy fuerte y artística. Gracias a esta experiencia me di cuenta de que es grandiosa para confiar en las personas y escoger al equipo correcto. Tuvo conversaciones profundas con todos para darnos confianza una vez que estábamos en el set y obtener lo mejor de nosotros.

ESQ: Cuéntame una anécdota de algo que haya sido especial para ti durante el rodaje de Unbroken.
DG:
Pasé mucho tiempo con Jack [O’Connell] y Finn [Wittrock] antes de empezar a filmar, porque los tres estuvimos a dieta al mismo tiempo, así que eso nos unió mucho. Hablábamos mucho sobre comida y sobre todo de lo que nos comeríamos una vez que termináramos el rodaje [ríe]. Angelina nos escuchaba y le parecía muy gracioso. Todo el tiempo se reía de nosotros. Recuerdo un día en que fue cumpleaños de Finn: le llevaron un pastel enorme y recuerdo que eso me pareció malévolo, porque no podría comerlo. Pero cuando le pidieron que partiera una rebanada, nos dimos cuenta de que en realidad era un globo cubierto de crema y explotó. Nunca había visto una muestra de humor tan cruel, porque los tres salivábamos viendo el pastel y al final lo vimos volar en pedazos. A lo que voy con esto es que se creó una atmósfera grandiosa en el set. Y después, cuando ya no teníamos que estar a dieta, fue increíble porque podíamos salir juntos a comer y tomar unos tragos.

ESQ: ¿Qué tan distinto es interpretar a un personaje ficticio de uno inspirado en la vida real?
DG: El verdadero reto es encontrar el lado humano del personaje y una estrategia para retratarlo. Siempre tratas de buscar el potencial dramático de tu papel. En este caso siento que tengo una gran responsabilidad porque mi personaje fue un héroe que nunca habló con la prensa porque no le interesaba la fama: lo único que quería era una vida discreta. De hecho, la primera conversación que tuve con Angelina cuando leí el guión fue sobre eso: como mi personaje no habla mucho, me preocupaba comprender bien su personalidad. Ahora lo que espero es que quien vea la película tenga claro que estamos ante la fuerza de un hombre maravilloso.

ESQ: ¿Qué buscas en un papel?
DG: Me encanta el cine, me encanta ver películas y me encanta filmar, así que lo que quiero es ser parte de una gran historia. No suelo sentarme a esperar a que aparezca un protagónico; simplemente quiero formar parte de algo que valga la pena contar.

ESQ: ¿Lo que hoy te apasiona de la actuación es lo mismo que te gustaba cuando apenas iniciaba tu carrera?
DG: Mmm, es muy interesante. Nunca me lo había preguntado. Déjame pensar… Creo que sí. Creo que esencialmente todo se reduce a lo mismo. Ahora preparo mis personajes de un modo distinto y quizá trabajo con mucho más esmero en todo lo que ocurre antes de que empecemos a filmar, pero creo que sí: esencialmente, lo que más me emociona es lo que sigue después de que el director grita: “¡Acción!”. Es decir, cuando estás a punto de filmar una gran escena, porque si tienes un guión francamente bueno sabes que será un momento muy interesante, que está por surgir una chispa que te dará la posibilidad de hacer algo que funcione de verdad. La adrenalina que eso supone es adictiva. Creo que lo que amo es lo mismo que descubrí cuando tenía 19 años y trabajé en mi primera obra de teatro [The Lieutenant of Inishmore]. Esos momentos no ocurren todo el tiempo ni en todos los sets, pero tienes que esforzarte a diario para conseguirlos. Siempre hay que tener la disposición para que surjan cualquier día durante un rodaje.

ESQ: ¿Cómo ha sido trabajar con tu papá? [el actor Brendan Gleeson]
DG: ¡Grandioso! No diré que es uno de mis actores favoritos porque sea mi papá, sino porque estar con él en un set es un privilegio. Por suerte, he podido hacerlo varias veces: en Harry Potter and the Deathly Hallows (2010), en Studs (2006), en un corto llamado Six Shooter (2004) y en una obra de teatro que protagonizamos en diciembre. Esta última me emocionó mucho porque en ella también participó mi hermano [Brian], y noche tras noche estuvimos juntos en el escenario interpretando a una familia con uno de los guiones más locos que he leído [The Walworth Farce, de Enda Walsh]. Así que creo que soy una persona muy afortunada. Por cierto, te recomiendo muchísimo una película que se llama Calvary (2014). No sé si ya se haya estrenado en México, pero creo que es la mejor actuación que mi papá ha dado hasta ahora. Es absolutamente maravillosa. Tuve la fortuna de hacer una escena con él y fue uno de los mejores días de mi vida. Fue algo eléctrico y me encanta trabajar con él.

ESQ: ¿Cómo cambia tu experiencia al actuar en teatro y en cine?
DG: Lo que sucede es que en el cine todo gira en torno a construir tu personaje hasta llegar al momento de la filmación. Es decir, frente a una toma, debe producirse la chispa de la que te hablaba. Entonces, si algo sale bien a la primera, ya no tienes que repetir la toma desde diferentes ángulos, pero si te equivocas sabes que no pasa nada. El teatro es muy diferente. Hay veces en las que sigues un guión que no se modifica y las cosas salen bien y ya. Sin embargo, hay otros momentos en los que puedes superar eso y se queda un sentimiento en el aire, entre la audiencia, de algo que va más allá. La obra que interpreté cuando tenía 19 años estuvo cinco meses en escena en West End, Londres, y luego ocho meses en Broadway, Nueva York. Nunca me aburrió. Estaba tan excepcionalmente bien escrita que era graciosa, violenta e interesante a la vez. Era un gran trabajo que siempre me entusiasmó. Eso es lo que busco en el teatro, y por eso Martin [McDonagh] es uno de mis dramaturgos favoritos.

ESQ: ¿Hay algo que me puedas decir sobre la nueva película de Star Wars?
DG: Te puedo decir que es la séptima película y que J.J. Abrams ala dirige [ríe, porque hasta ahora los detalles de la producción son secretos]. Además de eso te puedo decir que ya hicimos una primera lectura y formar parte de ella fue un éxtasis. Me encanta que todos los sets son reales. Es decir, no usaron pantallas verdes para que todo fuera animado. No te puedo decir qué tan importante será mi papel, pero ya se irá divulgando esa información. Hasta ahora me la he pasado de maravilla en el proyecto y creo que J.J. es fantástico y nadie más puede hacer lo que él hace. Mucha gente intenta ser como él y hacer películas como las suyas, pero la energía y el compromiso que él entrega y la manera en que cuenta una historia son brillantes.

ESQ: El personaje que interpretaste en About Time aprende que hay que vivir feliz con el presente. ¿Tienes algo en común con él?
DG: Claro, creo que para disfrutar lo cotidiano el trabajo ayuda mucho. He tenido oportunidades que nunca imaginé que tendría, pero más allá de eso lo importante es confiar en películas que puedan ser grandiosas. ¿Me explico? La posibilidad es lo que debe bastar, porque no existen las garantías. Además, mi familia y mis amigos me hacen muy feliz. Creo que te di una respuesta aburrida, pero en verdad creo que todo se trata de pensar como el personaje de About Time: estar con la gente que amas y hacer lo que te hace feliz. Por cierto, me da mucho gusto que te haya gustado. Me emociona mucho que la gente me diga que disfrutó esa película en particular.

Foto: Universal Pictures

Vivir el presente

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Originalmente publicado en Esquire no. 63 (PDF aquí)

Una de las actividades favoritas de Bill Nighy es caminar con su familia por las calles de Londres. Es un amante de los detalles simples de la vida. Por eso se asemeja a Dad -su personaje en About Time, la nueva película de Richard Curtis-, quien disfruta la literatura, el té a media tarde y el cine a la intemperie. El verdadero reto de la existencia, piensa este inglés, es poner atención al presente sin preocuparse por los errores del pasado o las dificultades que pueda acarrear el futuro.

En la cinta, Nighy es un papá con dos retos: enseñar a su hijo de 21 años (Domhnall Gleeson) a viajar al pasado y, a la vez, convencerlo de que el trayecto es innecesario si uno sabe construir una vida que se pueda disfrutar a cada instante, con sus altas y sus bajas. En el mundo real, Nighy -quien dio vida a Davy Jones en Pirates of the Caribbean: Dead Man’s Chest (2006)- es un hombre de 63 años que ha decidido que vivir para perseguir el éxito es una pérdida de tiempo. Ahora lo que más disfruta no sólo es pasear por la ciudad a pie, sino prestar atención a todo lo que acontece mientras camina.

Ésta es la segunda ocasión en que el intérprete trabaja bajo la dirección de Curtis. Antes colaboraron en Love Actually (2003), donde Nighy interpretó a una estrella de rock que canta «Christmas Is All Around». El guión de About Time llegó a manos del ex rockstar acompañado de una nota donde Curtis explicaba que ésta sería la última cinta que dirigiría en su vida (esperamos que esto no sea cierto por la felicidad de quien disfruta de un filme con una estructura narrativa no lineal, personajes profundos, diálogos divertidos e inteligentes, y grandes actores). Nighy aceptó de inmediato.

Al viajar al pasado, Tim -hijo de Nighy en el filme- no puede matar a Hitler o evitar la construcción de la bomba atómica, pero sí tiene la habilidad de revisitar su propia vida y corregir pequeños errores. Y así, en medio de secuencias hilarantes, conoce a Mary (Rachel McAdams), con quien descubre que la felicidad genuina no requiere de una máquina del tiempo para convertirse en realidad.

El último viaje que padre e hijo realizan en la cinta es para revivir un instante cotidiano. La oportunidad de repensar su propia vida es lo que provocó que Nighy no sintiera que About Time fue un trabajo, sino una oportunidad para apreciar la importancia de atesorar los recuerdos más simples del pasado. Quizá la lección de esta historia sea que no hay instantes banales, que caminar a pies descalzos por la arena podría ser el momento que valga la pena recordar antes de morir.

ESQUIRE: ¿Cómo resumiría el argumento de About Time

BILL NIGHY: El principio filosófico de esta película es maravilloso. Sé que la gente ya lo ha escuchado antes, pero en esta cinta es en verdad profundo: se trata de luchar por prestar atención al momento que estás viviendo, en lugar de mortificarte por lo que ya pasó o sentirte amenazado por lo que podría ocurrir mañana. No hay que inventar vacíos en la vida y sentir que falta algo. Las cosas cotidianas son las más importantes, las que hay que atesorar.

ESQ: ¿Usted realmente vive así?

BN: Lo he intentado durante años. De verdad trato de poner atención cuando voy por la calle. Camino mucho. Me encanta hacerlo. Me gusta acostarme bajo los árboles y mirar el cielo; pensar que estoy vivo y soy un hombre con mucha suerte. Vivo en un lugar hermoso. En Londres estoy rodeado de belleza y trato de disfrutarla cada día. Creo que justo de eso trata la película de Richard [Curtis]. Vivir de este modo te da energía y esperanza. Es mucho mejor que la otra forma de vida, donde te permites experimentar un nivel de ansiedad que tiene efectos corrosivos y se roba tu día. Cuando vives así, llegas al final de una jornada y te das cuenta de que realmente te perdiste de mucho, que estabas tan concentrado en algo en particular que difícilmente puedes recordar otras cosas. Sin embargo, cuando llegas a mi edad, tomas conciencia del tiempo y dices: «Oye, esto es precioso». Y no permites que tu tiempo se oscurezca por algo estático.

ESQ: ¿La actuación no se trata de eso en general? ¿De atesorar cada momento?

BN: Sí, ésa es la idea. Lo intentas, pero a veces es muy difícil de lograr. La gente tiene muchos sistemas y técnicas, como meditación, cosa que yo jamás he hecho. Yo escucho música. Es mi nuevo método para iniciar el día. Lo recomiendo muchísimo. Lo que hago es crear un playlist de temas de artistas que van de John Lee Hooker a Van Morrison. Todos ellos son brillantes y tienen algunas de las grabaciones más hermosas que se han hecho. En esa lista tengo temas como «Wasted Years», «Don?t Look Back», «I Cover the Waterfront», «It Serves You Right to Suffer» y «Travellin? Man». La escucho en la mañana. Me siento, cierro los ojos y me concentro en la canción. No es una mala manera de iniciar el día.

ESQ: ¿Qué piensa de Domhnall Gleeson, que interpretó a su hijo en la cinta?

BN: Domhnall es un hombre adorable, de verdad adorable. La pasamos muy bien durante el rodaje de About Time. Trabaja arduamente y sin quejarse. No quiero que parezca que lo estoy recomendando, pero en verdad es divino trabajar con él. Fue muy sencillo y cómodo interpretar nuestras escenas juntos.

ESQ: ¿Y qué hay del aspecto mágico de la historia? Lo de los viajes en el tiempo…

BN: Me gusta que no es ciencia ficción tradicional. No tienes que usar ropa chistosa, subirte a una máquina ni decir cosas extrañas. Para viajar al pasado sólo debes estar en un lugar oscuro -en una alacena o clóset- y cerrar los ojos. También me gusta que sólo puedes ir a lugares en los que ya has estado, sin alterar el resto de la historia. Creo que eso es muy inteligente. Al mismo tiempo es importante que Tim [su hijo en la cinta] sólo utiliza esta herramienta para ayudar a la gente que ama. Todo esto se trata de aprender a poner atención a lo que te rodea; a tu familia, por ejemplo. Y, bueno, a la larga, comprender que no necesitas viajar en el tiempo para lograrlo.

ESQ: ¿Es cierto que no le gusta ver las películas en las que trabaja?

BN: Sí, es cierto. Ni siquiera planeo ver About Time en un futuro. Lo que sucede es que no trabajo en cine para mí, sino para otras personas. Es una estrategia que me hace sentir muy contento. En algún otro momento de mi vida sí las veía, pero no me sentía cómodo atestiguando mis actuaciones. 

ESQ: Si pudiera viajar en el tiempo sólo una vez, ¿a dónde iría?

BN: Me hubiera gustado estar en primera fila en el Apollo Theatre, en Nueva York, en 1962 cuando James Brown dio ese legendario concierto que ahora conmemoramos en el álbum Live at the Apollo. No tengo la menor duda de que debió de haber sido maravilloso. Dicen que Elvis Presley veía a James Brown todas las noches y que Michael Jackson inspiró su carrera en él. Sus movimientos desafiaban la física y te llevaban a pensar cómo era posible que alguien se pudiera mover en el escenario de esa manera.

ESQ: Richard Curtis parece ser un hombre muy amable, pero ¿cómo es durante un rodaje? 

BN: Richard es un director capaz de crear un ambiente agradable porque, claro, él es un hombre muy amable. Es sumamente cortés y jamás, jamás, pierde el temperamento. De hecho, por eso pienso que todo sale bien en sus películas. Creo que quien levanta la voz en un set de filmación entra en un plano amateur y deja de ser un pro?fesional. Ésa es mi visión. No considero que la mala conducta y el arte puedan convivir. Richard es un hombre con clase porque eso es lo que se necesita para ser un director: tener tacto y ser respetuoso con la gente en todo momento. Si eres así, todo saldrá bien. Los días en que la mala con?ducta podía confundirse con talento han quedado atrás.

ESQ: About Time es una gran película. ¿No intentó convencer a Richard Curtis de que no dejara el cine?

BN: Para ser honesto, no creo que vaya a ser su última película. Pero tienes razón, el guión es tan maravilloso que, tan pronto empecé a leerlo, quise aceptar el papel. Y eso no lo debes hacer hasta que terminas de leer [ríe].  Sin embargo, en este caso supe que el papel era grandioso y durante la producción la pasamos de maravilla. Lindsay Duncan, quien interpreta a mi esposa, y Rachel [McAdams] son extraordinarias. Además me encantó estar en Cornwall. La casa en la que filmamos es real: alguien vive en ese acantilado con vista a la playa. Imagino que durante el invierno debe ser fría, pero yo podría vivir ahí.

ESQ: Parece que últimamente ha tenido mucho trabajo. ¿Ya terminó las secuelas de Page Eight, con David Hare?

BN: Sí, hicimos dos: Turks and Caicos y Payne and Redemption. Johnny Worricker ha sido un gran papel para mí y he trabajado con David varias veces. Él es otro director ejemplar. Es brillante y cuando estás en un set con él convives con un hombre cortés, entusiasta y capaz de impulsarte.

ESQ: ¿Se planeó como una trilogía desde el principio o se hicieron estas cintas tras el éxito de la primera, que apareció en televisión?

BN: No lo sé. Cuando recibí el guión de Page Eight fue una situación casi cómica para mí. Había trabajado con David durante toda mi vida adulta como director de teatro y como escritor y, de pronto, decidió escribir el tratamiento de una película en la que no sólo me ofrecía el papel principal, sino que él mismo dirigiría. Recuerdo que le mandé un mensaje para decirle: «¡Hagamos tres!». Lo planteé como una broma porque me parecía un muy buen proyecto y quería extenderlo tanto como fuera posible, pero no imaginé que al final se haría realidad.

ESQ: ¿En qué otro proyecto estará trabajando?

BN: Lo siguiente será Pride, una cinta escrita por Stephen Beresford. La película retrata la increíble historia de un grupo de gays que, en 1984, se dan cuenta de que los mineros la están pasando mal así que, durante los primeros días del Gay Pride, salen a recolectar dinero. Y como en el grupo hay una lesbiana llamada Steff, deciden llamarse The Gay and Lesbian Miners? Support Group. Sin embargo, aunque juntan una buena cantidad de donaciones, cuando el National Union of Miners se entera de sus preferencias, rechaza la ayuda. Lo increíble de la historia es que estas personas se convirtieron en unos de los mejores recaudadores de su época. Pride relata cómo se involucraron con otras personas, se aceptaron y colaboraron en beneficio de ambas partes.

ESQ: Hay rumores de que habrá una secuela de The Best Exotic Marigold Hotel. ¿Son ciertos?

BN: Sí, regresaremos a la India. Nadie pensó que sucedería [ríe]. Pero sí, ése es el plan. Creo que hicimos una buena película que atrapó la atención del público y por eso haremos una segunda parte. Ya leí el primer borrador del guión y es muy, muy bueno. John Madden volverá a dirigirla. Judi [Dench] y Maggie [Smith] también estarán de vuelta. Con un poco de suerte, comenzaremos a filmar a fin de año.