[Experimento literario en complicidad con Mario Jursich Durán. Oaxaca, 2014]
Entonces, de pronto,
la mariposa aterrizó en la mesa
como si fuera
un ladrón de puntillas a media noche
o un sol
con las alas abiertas
durante un amanecer en África.
La vimos juntos,
por un segundo,
inmóvil como estatua griega.
Para ti era un signo de suerte.
Para mí era
un augurio de tristeza volante.
Nos miró.
Nos dijo adiós.
Desapareció en la noche.
Ahora ese vacío en la mesa
es lo único que aletea
entre nosotros.